Tranquila. No te muevas. Déjame ser tu guía.
Psss..... Por favor. No cierres los ojos. Mírame mientras
intento ser tu fiel confidente, tu sombra perfecta, tu latido excitado.
No temas. Confía en mí. Solo quiero expresarme a través de tu
piel; sentir la conversación que se produce entre el bullir de tu sangre
Psss..... Por favor. No cierres los ojos. Mírame mientras
intento ser tu fiel confidente, tu sombra perfecta, tu latido excitado.
No temas. Confía en mí. Solo quiero expresarme a través de tu
piel; sentir la conversación que se produce entre el bullir de tu sangre
y el tacto de mis dedos.
Estar tan cerca de tu mejilla que tu rubor sea mi disfraz; que escuche el
respirar de tu cuerpo mezclado con la aceleración del mío.
No. No quiero que tiembles. No quiero que desconfíes.
Déjate llevar por tu instinto, por tus sentimientos, por tu sencillez;
sonríe entre dientes cuando te bese, cuando te toque, cuando te sienta;
escápate de este mundo y navega entre líneas de irrealidad, de fantasía.
No, mi amor, no quiero que estés triste por nada. Suspira por tus momentos
de felicidad; por este momento. Rescata las imágenes de tus sueños y haz
miscelánea de colores.
Tranquila. No tiembles. Solo somos dos adultos envueltos en una funda
infantil de juegos tradicionales;
huyendo de lo cotidiano si lo cotidiano es el resto del mundo, buscando
el oxigeno que canalice nuestras vidas.
Psss... mi amor. ¿Ves? Somos como esos dos peces que, de vez en cuando,
se asoman al exterior para respirar y ver que todo sigue igual.
Solo quiero desfilar entre tus formas y conquistar, poco a poco, la
desconocida ilusión de quien pretende conocer el cielo.
Por favor, no llores. Tus lagrimas son mi dolor y tú, mi antídoto
deseado.
Silencio. Respira. Tenemos todo el día para conocernos. Tenemos toda
la noche para perdernos.
Estar tan cerca de tu mejilla que tu rubor sea mi disfraz; que escuche el
respirar de tu cuerpo mezclado con la aceleración del mío.
No. No quiero que tiembles. No quiero que desconfíes.
Déjate llevar por tu instinto, por tus sentimientos, por tu sencillez;
sonríe entre dientes cuando te bese, cuando te toque, cuando te sienta;
escápate de este mundo y navega entre líneas de irrealidad, de fantasía.
No, mi amor, no quiero que estés triste por nada. Suspira por tus momentos
de felicidad; por este momento. Rescata las imágenes de tus sueños y haz
miscelánea de colores.
Tranquila. No tiembles. Solo somos dos adultos envueltos en una funda
infantil de juegos tradicionales;
huyendo de lo cotidiano si lo cotidiano es el resto del mundo, buscando
el oxigeno que canalice nuestras vidas.
Psss... mi amor. ¿Ves? Somos como esos dos peces que, de vez en cuando,
se asoman al exterior para respirar y ver que todo sigue igual.
Solo quiero desfilar entre tus formas y conquistar, poco a poco, la
desconocida ilusión de quien pretende conocer el cielo.
Por favor, no llores. Tus lagrimas son mi dolor y tú, mi antídoto
deseado.
Silencio. Respira. Tenemos todo el día para conocernos. Tenemos toda
la noche para perdernos.
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